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Lecturas y relecturas

Aulaga de Rafael Juárez. E.D.A. Libros. Prólogo de Antonio Carvajal. 2006

Pablo Valdivia | Descargar PDF

En los escritos del destierro, que Miguel de Unamuno sufrió en Fuerteventura a partir de febrero del año 1924, hay un elemento que se repite con cierta asiduidad. Unamuno repara en sus paseos por el campo en una planta llamada aliaga cuyo aspecto y tacto en seguida relaciona con la aspereza de sus días, las dificultades de un presente adverso. Cuando Unamuno proyectaba sus sentimientos e ideas sobre el paisaje en las formas de una planta afilada como la aliaga, no hacía más que participar de una vieja tradición literaria cultivada por los escritores modernistas finiseculares (Antonio Machado, Pío Baroja, Azorín, etc.) y con la que llegaría a dialogar el propio Federico García Lorca a través de su Impresiones y paisajes. El paisaje del alma, la modificación poética del entorno físico en relación al estado sentimental de la voz dominante en un texto, tiene su origen como noción y recurso literario en la obra inacabada de J.J. Rousseau Les Rêveries du promeneur solitaire escrita entre 1776 y 1778, leída con pasión por el propio Unamuno, donde la Naturaleza alcanza el valor de interlocutor con el que entablar diálogo y deja de funcionar como un mero decorado.

Tanto la aliaga de Unamuno, como el libro Aulaga de Rafael Juárez que merece mucha más atención que las breves líneas de esta reseña, evocan espacios simbólicos con imágenes poéticas esenciales desde los que poder dialogar con uno mismo y con los otros. Así en Aulaga encontramos “la liebre que cose el sol”, “el niño entre los juncos que viene y bebe del cuenco de sus manos” o la “insegura raíz del pasado”, en las que, en un ejercicio de superación del amplio discurso que funda el Modernismo, Rafael Juárez va mucho más allá del acto contemplativo, de la mera proyección del “yo” poético o de la nostalgia por un pasado idealizado para situarse, en cambio, en “la soledad que ya no espera halagos/ sino paciencia para ser borrada”, un hito de orientación poética bien distinto que nos señala en uno de su poemas.

Si consideráramos Aulaga de Rafael Juárez de 2006 como una simple reedición del libro que con el mismo nombre la Fundación Jorge Guillén publicó en 1995, caeríamos en un error. Se trata de una distinta no sólo porque se hayan incorporado textos a la colección original, sino también porque el nuevo conjunto de poemas establece un horizonte más rico de sentidos y de miradas.

En Aulaga confluyen tres constantes que podemos encontrar en toda la poesía de Rafael Juárez: el palimpsesto como territorio donde se fragua la escritura, la concisión y la memoria como condiciones de posibilidad del texto y el logro de la difícil sencillez alcanzada en la expresión desde la naturalidad de un lenguaje que huye de la afectación y de todo lo que pueda impedir al poema cobrar autonomía y vida propias.

Aulaga de Rafael Juárez se inserta por derecho propio en la mejor tradición española conformada por obras de autores como Miguel de Unamuno, Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez y dialoga con ellas y otros textos mediante referencias de complicidad literaria que poco a poco se van descubriendo en sus versos, como la clara alusión al El Escribiente de Melville a través de su “preferiría no hacerlo”. Poemas como “Todo lo sólido se desvanece en el aire”—título también del famoso libro de Marshall Berman “All That is Solid Melts into the Air”— o “Mirar lejos”; el poema número VI de la sección “Pasar las Cosas” que comienza “Hay un camino que sube”, el mismo titulado “Aulaga” con versos como “Esperar a que el sueño nos reciba/ en sus brazos de viento y de madera” o el titulado “El Encuentro”, por poner algunos ejemplos, alcanzan sin duda la condición de clásicos de la literatura española por su calidad, por cómo laten por sí mismos, por cómo innovan y superan el discurso que arrancó en el Modernismo (en el que aún sin reconocerlo se mueve buena parte de los poetas españoles contemporáneos) y por cómo consiguen que los lectores, tras su encuentro, no sean capaces de reconocer momentos de su propia vida sino es a través de esos versos con los que Rafael Juárez ya los ha “herido” “para siempre”.

Si como este poeta nos hace saber es verdad que “El mejor libro sobre los estragos/ del tiempo es una casa abandonada”, no mentimos al parafrasearlo y al afirmar que uno de los mejores libros de la poesía contemporánea donde se ahonda en las heridas con las que convivimos todos es, sin duda alguna, Aulaga de Rafael Juárez: sus páginas son una constante aventura de descubrimiento y su lectura un ejercicio necesario.


Arriba

 

ÍNDICE

Materia

Volverse loco no está al alcance de cualquiera.
Judit Bembibre Serrano y Lorenzo Higueras Cortés

El desequilibrio de la proporción. Mª del Coral Morales Villar y Francisco José Comino Crespo

Acercamiento a la representación plástica de la locura en Occidente. Victoria Quirosa García

Delirio y drama en Daniel Paul Schreber. Sergio Hinojosa Aguayo

Del qué al quién. Ciclotimia, celotipia y psicosis paranoide en Él de Luis Buñuel. José Luis Chacón

Varia

Un ejemplo de análisis de una obra medieval: el madrigal Fenice Fù de Jacopo da Bologna. Enrique Lacárcel Bautista

Una aproximación a la producción religiosa de Antonín Dvořák: el caso del Requiem op. 89 Enrique Lacárcel Bautista

Sobre el problema de la experiencia privada en Wittgenstein. José Eugenio Zapardiel Arteaga

Sobre la Comunidad de de la Diferencia. Sergio Hinojosa Aguayo

Freud, Habermas y la cuestión de la política. Miroslav Milovic

Algunas consideraciones iniciales sobre un crítico del 27: Luis Cernuda. Mariano Benavente Macias

Homo bulla. Notas sobre el último libro de Juan Carlos Abril. Juan José Ramírez

Glosario de (contra)psicología y guía de conversación (I). Abulia. Judit Bembibre Serrano y Lorenzo Higueras Cortés

Galería

Una semana distinta. Marta Iglesias

Lecturas y relecturas

Vespro della Beata Vergine de Claudio Monteverdi. Francisco José Comino Crespo

Al otro lado, con Milena. José Pallarés Moreno

Carta abierta a José Julio Cabanillas con motivo de La luna y el sol. María Ángeles Pérez Rubio

Aulaga de Rafael Juárez. Pablo Valdivia

Ferias de María Salgado
Mª Jesús Fuentes

El dolor de las cosas de Joaquín Rubio Tovar. Enrique Nogueras

El año de la liebre de Arto Paasilinna. José J. Cañas

Los Indomables de Filippo Tommaso Marinetti. Mamen Cuevas Rodríguez

Cuevas de Pilar Mañas. Susana Bernal Sánchez

El Personero. Portavoz y Defensor de la Comunidad Ciudadana de José Rodríguez Molina. Lorenzo Higueras Cortés

¿Qué es lo que pasa? De Agustín García Calvo. LHC

El Hospital Real de Granada. Los comienzos de la arquitectura pública de Concepción Félez Lubelza. LHC